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Cualquiera que lea este título, puede intuir fácilmente parte del contenido del artículo, y la verdad es que tampoco pretendo sorprender al lector con un giro inesperado como si de una película de suspense se tratase. Mi principal propósito es abrir los ojos a esas personas que no quieren comprender algo tan sencillo.
“Mirar y no ver”, “no hay más ciego que el que no quiere ver”, el titular es lo de menos, lo verdaderamente importante es que de una vez por todas apliquemos el significado de estas dos frases que por desgracia están muy presentes en gran parte de los directivos de las empresas de hoy.
En muchas empresas no existe una verdadera conciencia de la importancia que tiene la capacitación de sus empleados, o mejor dicho, sí existe esa conciencia, pero como comentaba en el anterior párrafo, no interesa tener evidencias de ello, mejor mirar, pero no ver.
Esta preparación de nuestros trabajadores se consigue en gran parte, no lo voy a negar, en el continuo aprendizaje que se lleva a cabo en el día a día. Como me decía un antiguo jefe, “donde verdaderamente se aprende es en trinchera, déjate de cursos y tonterías”, quizá por frases como esta no sigue siendo mi jefe.
No seré yo quien diga que la trinchera no es un gran sitio para aprender, por su puesto que yo he aprendido muchísimo en el día a día, metido en proyectos que han valido para mí más que el mejor master, pero el día que no sustentemos esa “lucha en trinchera” con una formación soportada en un método, nos encontraremos con profesionales que no pensarán más allá de lo que sus propias vivencias le hayan dejado ver.
Desde mi punto de vista, la clave de la formación en los próximos años, no estará tanto en los conocimientos que podamos adquirir (bienvenidos sean), si no más bien en como nos prepare para saber afrontar nuevas situaciones. Estamos en un entorno tan cambiante, que los conocimientos de hoy, poco nos van a servir mañana. Sin embargo, todo lo aprendido en cuanto a comportamientos y capacidades, será lo que marque la gran diferencia entre un buen profesional y un excelente profesional.
De poco nos servirá quejarnos de lo obsoleta que se ha quedado nuestra gente, debemos estar preparados para el cambio mucho antes de que venga. Permítanme que ponga un ejemplo tonto, pero significativo. Un amigo me preguntaba un día ¿cuándo construyó el arca Noe? Yo me quede ojo plático ante esta pregunta, pero la respuesta fue la que me abrió los ojos, “la construyó antes de que llegara el diluvio”. Que ejemplo tan tonto, pero que sencillo para recordarnos que debemos estar preparados antes de que venga el diluvio, de poco nos servirá saber nadar si lo que viene es un diluvio universal. El que nade aguantará algo más que el que no sepa nadar, pero sólo los que hagan un arca lo suficientemente fuerte, podrán sobrevivir.
Por esto debemos tener a nuestra gente preparada para lo más duro y esto no se consigue sólo con el aprendizaje en trinchera, habrá que soportarlo con algún pilar más y créanme, la formación debe ser uno de los pilares básicos de su empresa.
Que conste que no pido grandes giros estratégicos en sus organizaciones, la mayoría de las veces son los pequeños cambios lo que dan lugar a grandes diferencias.
Probablemente no habré aportado nada nuevo a sus conocimientos, ni haya descubierto ninguna nueva teoría, pero estoy convencido de que volver a recordar puntualmente estas historietas les ayudará a afrontar las cosas con otro ánimo.
Y sobre todo recuerden una cosa, valoren como están preparados sus profesionales y pregúntense si podrán afrontar el próximo diluvio.
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